El cambio que alterará la historia, tras el milenio medieval, viene precedido de ideas innovadoras que derrocan creencias tenidas por inmutables. La primera que se desploma es la que afirma que la Tierra es el centro del Universo; que ahí está inmóvil mientras vemos girar a su alrededor el Sol, la Luna y las estrellas. Parece tan evidente a nuestra percepción que eso es lo que, dentro de pocos años, esgrimirá con acritud un cardenal ante Galileo: «¡Cómo puedes defender algo que, con la propia observación, uno mismo comprueba que es falso!» [...]
A lo largo de ocho siglos de influencia musulmana, la mayor parte de la antigua Hispania romana y visigoda se convirtió en al-Ándalus [...]. En el último tramo del siglo XV, la península ibérica mostraba un mapa que identificaba en el sur lo que quedaba de su dominio: un espacio de apenas treinta mil kilómetros cuadrados y cerca de seiscientos mil habitantes; era el reino de Granada. En el norte una superficie menor constituía el reino de Navarra. Portugal, volcada hacia el Atlántico era el tercer reino. El más extenso, con trescientos cincuenta mil kilómetros cuadrados y casi seis millones de habitantes era el de Castilla. Formando una larga frontera en su costado oriental completaba el mapa ibérico el reino de Aragón, con una extensión de ciento diez mil kilómetros cuadrados y un millón de habitantes [...]
Era el mes de septiembre de 1468 y solo faltaba aprovechar el momento para que el rey Enrique IV autorizara el compromiso matrimonial de Isabel con el príncipe Fernando. El padre de este, Juan II de Aragón, desplegó astucia y habilidad, empezando porque supo soportar la altivez castellana que le impuso condiciones incómodas… Todo fue aceptado porque no entraba en su plan fundir ambos reinos. Lo que apremiaba al rey aragonés era proteger su trono, pues el rey de Francia había puesto la mirada en los territorios del Rosellón y la Cerdeña que formaban parte del reino de Aragón [...]
Los príncipes no se conocían, aunque ambos estaban muy satisfechos con el compromiso. El acercamiento por parte de Fernando suponía un viaje peligroso si no se lograba suficiente protección. De nuevo latía el conflicto con nobles poderosos que tenían tropas y no estaban por facilitar el encuentro de los jóvenes. Menos aún que se celebrara el matrimonio [...]
Finalmente, el rey portugués desistía de su pretensión al trono castellano, renunciaba a celebrar el matrimonio concertado con Juana, la infeliz princesa a la que se le daba la opción entre la vida monástica o esperar varios años hasta poder casarse con el recién nacido hijo varón de Fernando e Isabel. La Beltraneja optó mansamente por ser monja retirándose al monasterio de Santa Clara en la bella ciudad de Coímbra [...]. En el año 1480, unidas las coronas de Castilla y Aragón, todo se presentaba propicio para los jóvenes reyes [...]
La conquista de la capital del reino iba a exigir una campaña de más de un año desde la caída de Málaga y Almería. La falta de carácter de Boabdil se hizo patente en Granada, donde se habían aglutinado muchos de los alcaides con sus tropas, huyendo de los territorios conquistados por Fernando. Allí coincidían los fanáticos y los desesperados; los decididos a seguir luchando hasta el final; los seguidores de la yihad más dispuestos a entrar en el paraíso que bajo el dominio de los infieles cristianos [...]
En enero de 1492, el rey moro entregaba Granada a Fernando diciendo: «Toma, Señor, las llaves de tu ciudad, que yo y los que estamos dentro somos tuyos». Fernando se las dio a Isabel y con esa escena terminaban ocho siglos de presencia árabe en España [...]. Boabdil, convertido en miembro de la nobleza de Castilla y dotado con la posesión de las Alpujarras, optó por vender las tierras y pueblos concedidos por los reyes para exiliarse a Fez [...]. Allí vivió treinta y cuatro años más, después de su conocido llanto por la pérdida de Granada, cuando la miró por última vez desde el montículo que aún lleva el nombre de Suspiro del moro [...]
Cuando el confesor de la reina, Hernando de Talavera, es nombrado primer obispo de Granada, Isabel pide al cardenal Mendoza que le aconseje quién podría sustituirlo para escucharla en confesión. Es el mayor representante de la Iglesia, nada sería más deseable que oír en la intimidad del confesionario las debilidades de cuerpo y alma de su reina. Mas tal pretensión resulta ilusoria; los pecados carnales del cardenal son conocidos, están presentes, tienen nombre y llevan los nobles apellidos de su casa. Son dos hijos que nacieron de su relación con una dama de la corte y un tercer hijo nacido de otra amante en Valladolid [...]. El cardenal de España no tardará en encontrar la solución adecuada. Le propondrá a un fraile que le tiene impresionado por su extraordinaria inteligencia y sencillez. [...]
Cisneros es alto, con semblante pálido y demacrado; viste tosco sayal y calza unas gastadas sandalias [...]. Al ser presentado a la reina intentará convencerla de que su vocación es el claustro y su apartamiento del mundo una entrega aceptada por el Altísimo [...]. Pero Isabel la Católica no es sensible a ningún argumento que se oponga a su voluntad; se siente fascinada por este asceta que va a convertirse en su confesor. [...]
En el año 1495 fallece el cardenal Mendoza y queda vacante la importante diócesis de Toledo. Cisneros es requerido por la reina que, sin preámbulos, le entrega la bula que acaba de recibir del papa accediendo a su petición de nombrar a Cisneros arzobispo. Se dirige a él y le dice: «Padre mío, mirad esta carta de Su Santidad». Cuando este la toma y lee el encabezamiento su rostro se demuda. Va dirigida a nuestro venerable hermano Fray Francisco de Cisneros, arzobispo de Toledo. En ese momento deja caer el escrito de su mano y exclama perplejo: «Esto no puede dirigirse a mí, es una equivocación». Atropelladamente sale del salón en escapada hasta Ocaña [...]
En paralelo con la brillante gestión política de Cisneros y el descubrimiento de América, en ese momento estelar aparece otra gran figura para hacer más poderoso el trono de España. Será un nuevo ejemplo de cómo el talento se abre paso, imponiéndose a una circunstancia determinada para crear la propia. Se trata de Gonzalo Fernández de Córdoba y pertenece a una familia de la pequeña nobleza andaluza que, por ser segundón, le ofrecería como destino pasar [...]
El juego de poder sigue vivo entre los dos tronos en competencia. Fernando tiene firmado el acuerdo con su homólogo Carlos VIII, que refrenda la situación de Italia, pero el rey francés es impaciente y cree en su superioridad militar, por lo que decide la ocupación de Milán para ir luego sobre Nápoles. A su vez, el Gran Capitán recibe órdenes de embarcar con ocho mil soldados para llegar también a Nápoles. [...] La batalla que daría el poder sobre Italia a uno u otro rey se iba a librar en la ciudad de Ceriñola [...]. El Gran Capitán concibe una nueva táctica que le dará la completa victoria y provocará el declive del modelo medieval de combate, en el que predominaba la caballería pesada [...]
El inicio del siglo XVI no ha dejado de acumular acontecimientos, aunque los procesos de cambio se gestan con lentitud. La imprenta está haciendo más accesible la cultura; el descubrimiento del Nuevo Mundo ha transformado la geografía; la concepción militar se ha mostrado obsoleta a partir del Gran Capitán. Incluso sobre la Iglesia soplan vientos de reforma [...] pero ¿y la concepción del poder? ¿y su ejercicio? [...]
El hombre que va a llevar a cabo la anatomía de la mayor pasión humana es un modesto funcionario llamado Nicolás Maquiavelo [...]. En el año 1513 termina de escribir El Príncipe, su principal obra, en la que disecciona como un cirujano con su bisturí el comportamiento del poder. Explica por qué se crearon imperios y cayeron [...]. Ha observado con mirada de águila a todos los protagonistas de su época y recomienda tomar ejemplo del león y del zorro. Su arquetipo del león será el papa guerrero Julio II. El zorro lo personifica en Fernando el Católico del que hace un retrato magistral [...]
Advierte que las circunstancias cambian, pero los hombres no pueden cambiar su naturaleza. Nos recuerda que estamos sometidos a un ciclo inexorable que se repite [...]. Para el genio florentino la historia es maestra de la vida y el príncipe debe aprender de ella cómo afianzarse en el poder, cómo conservarlo usando de la crueldad si es preciso, de la simulación siempre, y de [...]
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P.V.P: 50,00€ (4% IVA incluido) | ISBN: 978-84-09-16973-3
Titular: Fundación Emprendedores | IBAN: ES27 0019 0338 3140 10025025
• Título: La historia del poder
• Autor: Abel Cádiz Ruiz
• ISBN: 9788409169733
• Editorial: Fundación Emprendedores
• Fecha de la edición: 2020
• Lugar de la edición: Madrid
• Encuadernación: Tapa dura
• Medidas: 190x256mm
• Nº Pág.: 800
• Idioma: Español